Agostina, el misterio de la niña de Villa Gesell cuyo rastro seperdió para siempre
En octubre de 2010, la pequeña de 12 años desapareció. Hubo varias hipótesis pero nunca se supo nada concreto. Pese a ello, su familia no pierde la esperanza.
Agostina habló con su hermana Candelaria antes de salir de su casa de Villa Gesell, ubicada a 30 cuadras de la playa y a pocos kilómetros de la Ruta 11. Era viernes, y la esperaba otro fin de semana en la casa de la expareja de su tío. En el trayecto de 15 cuadras, en esa primavera de 2010, la niña de 12 años desapareció. En algún punto de ese camino que transitó sin documentos ni dinero su rastro se perdió para siempre.
El de Agostina Nadín Sorich, que cada 15 de octubre vuelve a saltar a escena, es uno de los 5 mil casos de mujeres y niñas que son parte del registro nacional de personas desaparecidas. ¿Se perdieron? ¿Las secuestraron? ¿Escaparon con alguien? Preguntas para las que muchas familias no tienen respuesta.
Hija de Andrea Sorich y Pedro Sosa, y parte de una familia de siete hermanos que residía en el barrio Monte Rincón, Agostina solía quedarse los fines de semana en casa de Viviana Boglione para compartir horas de juego con sus primos, y volvía a su casa los lunes después de salir de la escuela N° 2 a la que concurría.
Si bien resultó raro que ese domingo la pequeña no regresara con su familia, por el festejo por el Día de la Madre, lo cierto es que lo tomaron como una travesura. Pero eso se derrumbó el lunes, cuando el resto de los hermanos volvieron de la escuela y allí le contaron a su madre que Agostina no había ido. Un llamado de Andrea a Boglione confirmó la peor noticia: la niña nunca había llegado ese viernes a la casa de su tía.
La denuncia fue radicada ese mismo lunes en la comisaría, aunque en su momento no querían tomársela porque desde la fuerza indicaban que debía esperar 48 horas. Pero lo cierto es que desde hacía más de 48 horas que no se sabía nada de la pequeña. Paralelamente la familia salió a buscarla por casas de amigas, pero siempre recibía la misma y dura respuesta. Nadie la había visto, nadie sabía de ella.
Búsqueda e hipótesis
Cuando la Justicia comenzó a actuar, se enfocó en agencias de remises para saber si habían hecho algún viaje que pudiese conectar con la niña, en los centros de salud y en las terminales de micros tanto de Gesell como de la vecina Pinamar. Pero habían pasado varias horas y eso complicaba el accionar. Si aún ella estaba en la ciudad, no se hizo un operativo cerrojo para evitar una fuga.
La falta de respuestas abrió varias hipótesis: desde un secuestro vinculado a una red de trata, pasando por el tráfico de órganos, hasta llegar a la huida por voluntad propia. También se manejó la posibilidad de que algún conocido la haya matado para luego esconder el cuerpo. Por ello, toneladas de arena fueron removidas en la zona de las playas.
Las siguientes semanas fueron de rumores en la ciudad y, sobre todo, de versiones contradictorias. Que la habían visto caminando con un joven, que había chateado con compañeros de la escuela, llamados anónimos con pistas y hasta que estaba en un “club nocturno” de Olavarría.
Mientras, organizaciones de todo tipo comenzaron a intrigarse por el caso y su cara apareció en campañas de Missing Children. Hasta en una conferencia de prensa que los actores Ricardo Darín y Facundo Arana ofrecieron como voluntarios de Red Solidaria tras la desaparición de Candela Rodríguez, el primer plano de una fotografía de “Agos” apareció ante las cámaras.
Todo pausado
En febrero de 2011 una comisión policial viajó hasta Paraguay siguiendo pistas, sin éxito. Mientras su madre se ponía en contacto con organizaciones sociales tales como “La Alameda”, que se enfoca en la lucha contra los delitos de la trata de personas, el trabajo esclavo y la explotación infantil, su padre hizo viajes a Buenos Aires para buscar supuestas pistas de su hija en villas de emergencia.
Sin embargo, cuantas más versiones e hipótesis circulaban por las calles de Gesell, menos había en concreto. Hasta que en 2014 el asesinato de Miguel Ozores, un joven de 21 años, volvió a traer a escena la desaparición de Agostina. Según una de esas teorías de la Justicia, muy poco investigada, la niña podría haber sido asesinada y enterrada en un terreno baldío donde solía haber chanchos pertenecientes a la familia Ozores. Lo cierto es que allí hubo movimiento de tierras pero no se halló nada. Tampoco en otras excavaciones que se hicieron en 2017 en un inmueble de calle 101 bis a raíz de un dato surgido durante un juicio por delitos sexual.
En la actualidad, el caso de Agostina Nadín Sorich se encuentra paralizado. Sin nuevas pistas a seguir, las autoridades no tienen ningún dato para investigar. Queda la recompensa de 1.500.000 de pesos que dispone el Gobierno bonaerense para el que aporte información. Y, sobre todo, queda la lucha de su familia, que busca mantener el sueño de un abrazo con “Agos” siempre presente.